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La calidad de un vino, depende de la calidad de la uva. Además de los cuidados durante el cultivo, cosecha y procesamiento de la uva, la variedad empleada dará como resultado un producto diferente. Las mezclas de diferentes tipos de uva crean un balance entre las características de una y de otra.
En la piel de la uva se originan los principales sabores y aromas que tendrán la bebida, de allí su importancia. Algunas de las principales y más reconocidas son: Chardonay, Sauvignon blanc, Chenin blanc, Torrontés y Sémillon.
Chardonay : Se cultiva en casi todo el mundo y la más empleada para obtener vinos blancos de mesa y vinos espumosos incluyendo el Champán. Produce vinos jóvenes con un agradable aroma y sabor frutal.
Sauvignon blanc: De origen francés y de cultivo ampliamente difundido. De ella se obtienen productos elegantes de tono seco con ligera acidez.
Chenin blanc: es francesa y muy cultivada, pero en Sudáfrica se cultiva de manera profusa. Produce vinos frescos, inclusive espumosos que van de secos a dulces.
Torrontés: es una cepa de uva blanca de origen español. De ella se obtienen vinos blancos cargados de un intenso aroma y sabor ácido moderado.
Sémillon. También de origen francés, con la que se producen vinos secos a dulces. Sus productos son de alta calidad que al envejecer la conservan.
Algunos tipos de vino blanco.
Chardonnay: Es el vino blanco más versátil y popular en el mundo. Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda son tres de los países donde se produce la mayor cantidad de uva para elaborar este vino. Es una bebida rica en cítricos y sabores frutales.
Sauvignon Blanc: Tiene un aroma un tanto más picante y especiado, haciéndolo especial para acompañar diversas comidas. Australia es uno de los países donde se produce el mejor de este vino.
Riesling: Posee dos variedades bastante diferenciadas. Un vino dulce de sabores frutales y otro más seco, lleno de hierbas y dejos de limón. Los países que lo producen son Italia, Sudáfrica y Chile, entre otros. Es una excelente acompañante de carnes blancas.
Chenin blanc: Un vino que va desde lo seco hasta lo dulce, dependiendo de la época en que se coseche. Debido a su acidez es ideal para platos picantes y mariscos.