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Del vino se dicen muchas cosas. Hay quien le da poderes curativos, mientras que otros aconsejan tomarlo con cuidado.
En vista de la gran cantidad de opiniones hemos decidido aclarar un poco sobre esta bebida, siendo muy natural y deliciosa.
Hemos conversado mucho sobre el vino y los aspectos que refieran a él como cultivo, tipos de vides y vinos, maridaje, entre otros. Pero el vino tiene tantos años sobre el mundo que está rodeado de montón de mitos. Algunos son realmente ciertos y otros no tanto. Continúa leyendo y aprende más sobre una de las bebidas más antiguas y famosas del mundo.
Acerca de los vinos
Beber dos copas de vino al día es recomendable para la salud. El vino contiene flavonoles, resveratrol, polifenoles, antocianinas, ácidos fenólicos, sustancias con alto poder antioxidante ayudando a proteger las arterias y al corazón, de las grasas saturadas, elevando los niveles de colesterol ‘bueno’ y reduciendo el riesgo cardiovascular.
Retarda el envejecimiento. Las sustancias que contiene actúan contra radicales libres, una de las causas del envejecimiento celular.
Evita el deterioro cognitivo. Estudios demuestran que el consumo moderado de vino tinto mejora la agilidad mental y la función cognitiva reduciendo el riesgo de alzhéimer la demencia por su contenido de resveratrol.
Posee propiedades antiinflamatorias Las propiedades que contienen las semillas de las uvas son transferidas al vino. Además los fenoles, taninos y antocianos del hollejo extraídos en la fermentación, pueden prevenir o mejorar inflamaciones.
El vino se debe servir a temperatura ambiente. Para disfrutar de las cualidades y propiedades del vino, debe consumirse a la temperatura adecuada.
Para acompañar la carne un tinto y el pescado un vino blanco. Aquí la clave está en el maridaje saboreando el plato y el vino sin que el sabor de uno tape al otro. Potenciar los sabores y no contrarrestarlos, es el objetivo.
El vino mientras más viejo, mejor: Depende del almacenaje ya que el vino evoluciona dependiendo de la temperatura, la colocación, la humedad, la luz, los olores y del propio vino.
Un postre siempre debe ir acompañado por un vino dulce: Bueno, la mayoría de los postres luchan con el vino por el protagonismo de sabor y terminan por darle un gusto ácido al mejor de los vinos dulces. Para combinar postres con vino, es recomendable uno bajo en alcohol, brillante y algo dulce.